La apropiación del espacio museístico, se ha convertido en una de las estrategias predilectas dentro del arte contemporáneo. Para esta ocasión, Amanda Bouchenoire invade el cubo negro de la pieza del mes a su máxima capacidad.

Esto lo logra a partir de la modificación en las partículas del aire polucionándolas y sustituyéndolas por humo  respirable, que acompaña una serie de imágenes que juegan al tratar de traspasar un objeto. Así la instalación transforma la visita en interacción,  donde el espacio se redefine en una atmósfera de unidad total.

Amanda re direcciona los sentidos, en especial los del olfato y la vista, de esta forma los materiales y los objetos son llevados a un plano secundario, haciendo que la experiencia sensorial se convierta en el catalizador de la obra.